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¿Es normal que le duelan las piernas por las noches?

¿Es normal que le duelan las piernas por las noches?

¿Es normal que le duelan las piernas por las noches?

No nos debe extrañar que, en ocasiones, nuestros hijos sufran dolor en las piernas sin que aparentemente haya razón alguna para ello. El mismo crecimiento durante su etapa de niñez es el gran responsable de esa sensación de dolor que sufren, generalmente por la noche. Es el llamado dolor de crecimiento. Aunque se desconoce con exactitud las causas del mismo,  afecta a uno de cada cinco niños con una franja de edad entre los 2 y los 12 años; y mayormente aparece por la noche, aunque en ocasiones también durante la siesta.

El hecho es que el niño se despierta quejándose de dolor en ambas piernas, señalando de forma difusa las pantorrillas o la zona anterior de los muslos o las espinillas. Los más mayores lo describen como calambres o como un dolor interno, porque afecta a las piernas en general, y no a ninguna articulación concreta. Se prolonga durante varios minutos, o incluso un hasta un par de horas, desapareciendo la sensación de dolor a la mañana siguiente o cuando el niño se levanta y recupera su actividad diaria habitual.  

Estos episodios pueden repetirse de forma intermitente durante meses. Pese a tratarse de síntomas habituales por el mismo proceso de crecimiento, sí podemos tratar de aliviarlo, con un suave masaje o la aplicación de calor. Con estas prácticas suele ser suficiente para que nuestros hijos sientan alivio, sin necesidad de recurrir a la administración de los analgésicos habituales.  

Aun así, si nuestro hijo tiene dolor en las piernas y tiene otro tipo de síntomas, habrá que consultar inmediatamente con el médico, pues podría tratarse de la manifestación de alguna enfermedad importante, como enfermedades reumáticas, tumores,  leucemia, etc.  En estos casos, los dolores suelen ir acompañados de fiebre y malestar,  tienen una mayor intensidad y son más frecuentes, no desapareciendo durante el día. También suelen estar más localizado, afectando a articulaciones concretas como rodillas, tobillos, etc… y centrarse en una sola pierna, y no en las dos, como ocurre con el llamado dolor de crecimiento.