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Conservemos los juegos de siempre

Conservemos los juegos de siempre

La Marina Alta ha vivido este pasado fin de semana uno de los principales acontecimientos deportivos del año: Els Tradijocs. Centenares de escolares de prácticamente todas las poblaciones de la comarca se han reunido en Orba para disfrutar de una jornada en las plazas y calles del pueblo, realizando variedad de juegos tradicionales como la Rayuela, el Pañuelo, la Trompa, el corro de la patata, las carreras de sacos,  las Canicas, los Bolo, la carrera de carretillas o la pilota valenciana, entre otros.

Una cita que sirve para recordar a nuestros pequeños que, además de consolas, ordenadores y juegos virtuales, o incluso más allá del fútbol y otros deportes de masas, hay una gran cantidad de posibilidades para divertirse con los amigos al aire libre y en compañía. Juegos que los padres a buen seguro practicasteis en su momento, cuando aún se podía jugar en calles y plazas en una sana costumbre que, desafortunadamente, se está perdiendo. Y con ella, una cultura tradicional que también se está extinguiendo, y que si no lo ha hecho todavía se debe a iniciativas como Els Tradijocs.

 En esta edición, como novedad, se ha organizado un concurso de dibujos a través de las escuelas para fomentar la práctica de los juegos tradicionales. Además, diferentes agrupaciones de extranjeros expusieron un taller de juegos tradicionales de su área geográfica como forma de integración en la actividad de juegos del mundo.

Amplios beneficios

Además de servir para la preservación de la cultura y la tradición popular, esta clase de juegos también conllevan, según los expertos, distintos beneficios para nuestros niños. Entre ellos, cabe destacar el aumento de las capacidades físicas y motrices. Y es que la práctica de alguna de estas actividades reta a la propia superación y al desarrollo de nuevas capacidades de los jóvenes que las realizan. También producen un desarrollo del sistema locomotriz que permite afinar la sincronización de sus movimientos, ayudándolos a mejorar la vista, la puntería y la capacidad de realizar movimientos rápidos y precisos.

Por otro lado, y al margen de las capacidades físicas y mentales, los juegos tradicionales ayudan a la integración social del niño o niña con el resto del grupo. Primero, porque en muchas ocasiones se necesita de un gran número de niños y niñas para poder jugar a las diferentes actividades populares. Y, en segundo lugar, para el desarrollo correcto del juego es necesaria la interacción de unos con otros, obligando a los niños que lo practican a relacionarse con los diferentes participantes.

En resumen, podemos decir que los juegos populares o tradicionales, ayudan a mejorar al niño en sus cualidades físicas, moteras,  psicomotrices y ayuda a fomentar las relaciones con su entorno directo. Animémosles a practicarlos.